A mí no me va a pasar | #OrigiReto2019 relato de noviembre

—Y esto es todo por hoy, no olvidéis suscribiros, darle al botón de la campanita para que os avise cuando subo vídeo y darle a like. ¡Es gratis! Hasta el próximo vídeo.

Una vez hubo pulsado el botón de finalizar grabación, Héctor pudo abandonar por fin esa sonrisa falsa que tanto detestaba. Suspiró y estiró la espalda y el cuello. Llevaba horas sentado grabando planos para su nuevo video: una review del último videojuego de moda en realidad aumentada. Había tenido que gastarse una pasta en las lentillas de juego con capturadora incorporada, porque de otra forma sus espectadores no podían ver el juego desde sus ojos y no podía hacer vídeos al respecto. Todavía le dolía el gasto, pero era lo mínimo que se esperaba de él, teniendo un canal de videojuegos.

El sonido de la puerta al abrirse y de pasos acercándose bastaron para que supiera que Iris había vuelto. La chica caminaba con la mirada fija en algo que solo ella veía, pero por su ceño fruncido, Héctor dedujo que no era nada bueno. Iris se dejó caer en el sofá de la estancia antes de hablar.

—Esto no es bueno, Héctor.

—Hola a ti también.

—No tiene gracia —le recriminó la chica, mirándole por fin—. Nuestras cifras están descendiendo. Tu número de likes ha bajado desde el año pasado y ambos estamos estancados en cuanto a suscriptores.

—Cuando empiece a subir vídeos con la capturadora, los números mejorarán, créeme —le aseguró él.

—Espero que tengas razón, porque ya no nos quedan casi ahorros. Y nuestras cartillas de alimentos ya son bastante pobres.

—Te digo que no te preocupes tanto, ya verás como llegamos a estar entre los grandes. Entonces no nos faltará de nada.

Iris le ignoró y el chico no pudo recriminárselo. Su hermana y él habían dedicado su vida a ser youtubers desde que tenían apenas 12 años. No podían permitirse acceder a estudios superiores y aquella les pareció la mejor opción. Serían estrellas y la gente les aclamaría, o eso fue lo que pensaron.

Primero fueron las habitaciones conjuntas de youtubers de menos de 50k suscriptores, donde tenían que hacer turnos hasta para usar el baño. Ahora, al menos, tenían una habitación para ellos solos, aunque seguían teniendo que compartirla, y solo había dos baños en toda la zona, que compartían con otros seis youtubers. Ángel y sus consejos de moda estaban bien, Karen con su canal de divulgación era interesante, pero otros como Fer… Héctor no podía soportar sus estúpidas pranks y su humor ofensivo.

Lo peor de todo eran las cartillas de racionamiento. Era necesario, cada profesión tenía las suyas. Pero si dejaban de ganar likes, si dejaban de interesar a las marcas, si dejaban de ser útiles… No, simplemente no podían perder lo que tenían o estarían en la calle en menos que se tarda en darle a dislike.

—¿Puedes ir a por la comida? Tengo que acabarme Bajo la lente del microscopio. —Mientras hablaba, Iris volvió a conectar sus lentillas para que mostrasen el libro frente a ella y, con un gesto de pinza de los dedos en el aire, configuró el tamaño de las letras.

—¿No lo empezaste ayer?

—Tengo que reseñarlo antes que nadie o perderé visitas.

—Está bien, así me despejo —accedió él. Se levantó, sintiendo las piernas algo entumecidas, y salió de la habitación en dirección a la cafetería.

El trayecto de su habitación a la zona común era tan sencillo como atravesar un amplio pasillo y subirse en el ascensor. Al cabo de unos segundos escuchando la característica musiquita de espera, las puertas se abrieron y Héctor pudo salir al vestíbulo de la planta baja. Momentos después estaba en la cafetería, pasando su tarjeta de identificación por la máquina. Seleccionó «menú familiar» y el aparato imprimió un recibo con los datos de su comida y la de su hermana, al tiempo que enviaba la orden a las cocinas.

—¡Puedo remontar! —Aquel grito llamó su atención. Parecía proceder del vestíbulo. Tanto Héctor como el resto de personas que se encontraban por allí giraron la cabeza hacia el escándalo.

El chico volvió sobre sus pasos, sin poder evitar que su pulso se acelerase, tratando de ignorar los murmullos que habían nacido a su alrededor. Quería saber que ocurría, de dónde procedían aquellos gritos que se escuchaban todavía de fondo.

Al asomarse de nuevo al vestíbulo se encontró con que un grupo de guardias estaba echando a un hombre del edificio. El tipo gritaba que le dieran otra oportunidad, pero los guardias no se inmutaban, se limitaban a sacar cajas que seguramente contenían los objetos personales del pobre tipo, mientras le impedían correr de vuelta hacia el edificio.

—¡Llevo aquí muchos años, tengo fans! —insistió el hombre.

—Tú lo has dicho, muchos años y no has subido de 20k seguidores. Asúmelo: no eres bueno. Tenías que haberte esforzado más desde el principio —le recriminó una guardia.

—¡Me he esforzado, lo juro! ¡Me esforzaré más! ¡El doble, el triple! No tengo a dónde ir ahora.

—Lo siento, solo cumplimos órdenes —se disculpó uno de los guardias.

Los demás ni siquiera se dignaron a eso. Sacaron al hombre a rastras y le cerraron la puerta. Una vez fuera, sin tarjeta de acceso y con la vigilancia de los guardias, ya nunca podría volver a entrar.

El hombre se quedó unos instantes allí, con la mirada perdida frente al edificio, como si no se creyera lo que acababa de ocurrir. Como si no pudiera estar pasando.

—Número 155, por favor.

Héctor salió de su ensimismamiento al escuchar la megafonía. Bajó la vista hacia el recibo que todavía sujetaba sin darse cuenta. Número 155.

Volvió sobre sus pasos una vez más y recogió su comida y la de su hermana. Una vez con la bandeja en las manos, se dispuso a regresar a su habitación, tratando de quitarse las imágenes de lo sucedido de la cabeza.

No tenía por qué temer. Su hermana y él tenían muchos seguidores. Eran buenos, eran trabajadores. Eran necesarios. A ellos no podía pasarles lo que acababa de presenciar. A ellos no.

Cuando entraba con la comida en su habitación, decidió que podía editar el vídeo mientras comía. Tenía mucho trabajo que hacer.


¡Hasta aquí el relatillo de noviembre! Esta vez es más una escena que una historia completa, pero espero que os guste igual.

  • Este relato corresponde al objetivo número 8 del OrigiReto2019: «Crea un relato (post)apocalíptico/distópico».
  • Los objetos ocultos incluidos en el relato son el 20: «Un ángel» y el 22: «Un microscopio».
  • El OrigiReto2019 es una iniciativa de Katty y Stiby, Podéis encontrar las normas y la lista de participantes tanto en el blog de la primera como en el blog de la segunda.

11pegatina2019noviembre

16 comentarios en “A mí no me va a pasar | #OrigiReto2019 relato de noviembre

  1. Neswina dijo:

    Joder Esther, que mal rollito. Youtuber o la vida… Pero me ha gustado un montón, porque la vida del youtuber es difisil aaaayy papa dame un like por mis hijos (y lo triste es que esta frase representa a padres chungos youtubers)

    Espero que los jóvenes triunfen y les salga todo bien.

    ps.- ¿puedo escribir más youtuber? Es que me parece que lo he puesto poco xDDDDD

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    • Esther Evans dijo:

      Yo también he puesto pocos términos de Youtube, ¿no? XDDD

      Me alegra que te haya gustado, wii. Yo también espero que les vaya todo bien, pero mejor que tumben el sistema ¿no? Cada cual que imagine lo que pasó después.

      ¡Hasta luego, gracias por comentar! ^^

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  2. Kam dijo:

    ¡Holi!

    Me ha gustado el relato, la verdad, aunque reconozco que para ser un relato tuyo, tiene pocas capas, poca lectura entre líneas y menos profundidad de la habitual. Me ha gustado bastante, es una sensación con la que todes les bloguers y youtubers pueden empatizar, desde luego. Y la amenaza del «a mí no me va a pasar» me ha gustado mucho, la verdad.

    Igualmente, me has dado una idea para un micro, así que…

    ¡Un besazo!

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    • Esther Evans dijo:

      ¡Muy buenas! Esto de que me tengas en un listón tan alto no sé yo cómo tomármelo XD.
      Anyway, me alegra que te haya dado una idea. A ver si para diciembre tengo alguna idea más trabajada. ¡Hasta luego, gracias por pasarte, leer y comentar! ^^

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  3. katelynnon dijo:

    ¡Me encantan estas cosas tan blackmirrorescas! Molaría un montón que hubiera continuación porque te quedas con ganas de saber si al final a los hermanos les fue bien o si acabaron como ese pobre hombre, si surgió un grupo de youtubers rebeldes que se unieron contra la autoridad, cómo se llegó a ese punto… No sé, es demasiado atractivo como para no querer más de esta historia.

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    • Esther Evans dijo:

      ¡Hola, Kate! ¡Muchas gracias por pasarte!

      A mí también me encantan estos temas (obvio, por eso los escribo). Tengo Black Mirror parada en la temporada 3 y debería seguir viéndola, la verdad.

      Me estoy planteando alargar alguna de mis historias de este año del Origireto, sí… veremos si lo hago o no y con cuáles. Pero yo espero que en esta hubiese un grupo rebelde al final xD.

      ¡Hasta otra!

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    • Esther Evans dijo:

      ¡Hola, Cecy, muchas gracias! Aunque yo no diría talento, llevo escribiendo desde pequeña y ahora dedicándome más en serio a aprender y trabajar mis textos. De hecho escribí un post sobre el talento hace tiempo, pero no quiero ser pesada, ¡gracias por comentar! ¡Ciao!

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  4. KATTY COOL dijo:

    Se te da bien este aire tecnológico/distopico en tus relatos Evans :3 me gusta mucho la forma en la que metes a quien te lee en situación sin necesidad de grandes explicaciones. Da para peli la verdad, y bueno nadie cree que le va a tocar verdad? con esto de los followers parece que todo el mundo pierde un poquito los papeles, no me extrañaría que en unos años se viviera algo parecido, esperemos que no que yo caigo fijo XD un abrazote wapa, bien hecho ^^

    .KATTY.

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  5. Gemma Montoya dijo:

    Hola Esther!:
    Me ha encantado el relato. Sobre todo la despersonalización de los youtubers, que a pesar de vivir todos juntos no empatizan unos con otros, sino que están pendientes de no perder suscriptores para no quedarse en la calle. Lo triste es que no hay que irse tan lejos para darse cuenta de esto, y por eso tu relato me gusta y da miedo a la vez.
    Si no hay segunda parte, me imaginaré que todo el sistema colapsa y youtube deja de existir, será lo mejor xD.
    Un abrazo 🙂

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  6. Raúl Doblas dijo:

    Un gran relato tan hien escrito como siempre, aunque su esencia está más en lo que no dice que en lo que dice. Como tú dices, se trata de una escena y hay que valorarlo como tal, lo que no quita que nuestra cabeza no deje de plantear os interrogantes. A mí me ha venido de lujo para mi último micro del año. Así que lor todo esto y porque da gusto leerte, lichas gracias y espero seguir leyéndote mucho en 2020.

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  7. Stiby T dijo:

    Muy buenas!! Tenía pendiente leer este relato del año pasado y he venido a ello ahora. La verdad es que me ha gustado el encuadre de la distopia y como en este mundo literalmente los likes definen el estatus de las personas.
    Contrariamente a lo que dice Kam sí que creo que tiene una lectura entre líneas y es que a veces se le da demasiada importancia a la valoración de los demás y olvidamos pensar si estamos haciendo realmente lo que queremos.

    En tu relato los personajes no tienen mucha opción, pero nosotras, hoy en día, sí podemos decidir lo que queremos hacer con nuestro contenido.

    Mención especial al pensamiento de que no le gusta compartir cuarto con el youtuber que hace ¿Videos ofensivos? Usaste una palabra que no conocía pero entendí que significaba eso.

    Era el último relato que tenía pendiente de leer del año pasado así que ya te tengo al día.

    Abracito!

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