Los Fugitivos | #OrigiReto2019 relato de agosto

Cualquiera diría que encerrar a decenas de superhéroes en una cárcel era una tarea ardua. Tarde o temprano escaparían de la prisión de forma heroica: después de todo, ese es su trabajo. Bien, pues es mentira. Os contaré un secreto: los superhéroes tienen una debilidad. Están demasiado acostumbrados a sus poderes.

Hablo en serio: quitadles los poderes y se volverán unos inútiles. Están acostumbrados a que hacen «pim pam, floritura, brilli brilli» y lo solucionan todo. Por eso todos estos superhéroes a mi alrededor ahora no son más que un grupo de inútiles abatidos.

¿Que quién los encerró? La gente sin poderes, por supuesto. En los cómics los héroes están muy bien, pero en la vida real, la gente no se toma muy a buenas que haya una élite superpoderosa que va y viene, hace y deshace a su antojo y encima se autoproclaman justicieros sin más. O sea, es un insulto para nuestro milenario sistema judicial.

Quizá os estéis preguntando por qué hablo de los superhéroes como si yo no fuera una de ellos. O quizá no, quizá os estáis preguntando qué podríais cenar esta noche. Es lo que yo haría. Pero os lo contaré de todas maneras: es que yo no soy una superheroína. Alguien la lio cuando me metieron aquí, de verdad. O sea, ¿me veis rescatando gatitos y regalando autógrafos? Porque yo no. Bueno, si me piden un autógrafo, igual me lo pienso. Pero lo de los gatitos, no.

No tengo nada en contra de los superhéroes, de verdad. Incluso pensaba que me ayudarían a salir de aquí. Una heroica fuga, salir a las calles y proclamar la libertad. Bueno, pues parece que como no lo organice yo, aquí nadie mueve un dedo.

Por suerte, se me da bien organizar planes. Tendríais que haber visto cómo organicé la comunión de mi prima.

* * *

La putada de esta cárcel es que solo hay una salida. Se trata de una puerta doble, para mayor seguridad, y que solo se abre bajo reconocimiento facial y digital de un guardia en concreto. La otra putada es que todos llevamos unos brazaletes que absorben los poderes y son imposibles de quitar sin poderes o un soplete.

La buena noticia es que llevo mucho tiempo observando. A ver, tampoco es que pueda hacer mucho más aquí, ¿sabéis? ¿Qué hago si no? ¿Apuntarme al grupo de pádel? Como que paso. ¿Por dónde iba? Ah, sí, he estado observando las idas y venidas de los guardias y sé cuál está encargado de la puerta principal esta semana. Es ese tal Greg. Sí, el tío se llama Greg, ¿no es un nombre de mierda?

Ahora solo me queda el detallito de los brazales y por desgracia voy a necesitar ayuda. Así que me he propuesto formar mi propio equipo. Algo así como Los Vengadores. Solo que nosotros podríamos ser Los Fugitivos. La verdad es que esto me mola, ahora entiendo por qué esos superhéroes lo hacen todo el tiempo.

* * *

—Ni hablar, no cuentes con nosotras.

Apenas he empezado a explicarles el plan y ya me están replicando, mira que son duras de mollera.

—Vamos, al menos deberíamos escuchar.

Vale, me equivoqué. Esta parece que es más razonable. Su compañera bufa y juega con un guisante de su plato.

No tengo costumbre de socializar mucho en el comedor, pero esta vez he hecho una excepción porque parece la forma más discreta de hablar con el grupo que he elegido.

La aguafiestas es Estrella Negra. Lo sé, un nombre ridículo para una chica que tiene los poderes más típicos: superfuerza y volar. Aunque lo del negro le pega: desde su traje de superheroína a su pelo, ojos y piel, todo en ella es oscuro. Seguro que está muy cabreada porque el uniforme de la prisión sea gris claro.

Su amiga la que sonríe mucho, lleva el pelo rosa chicle y parece interesada en mi plan es Llamarada. Sí, lo habéis acertado, su poder es controlar el fuego. El último integrante de la mesa es Camaleón, el chico que tiene el poder de transformar su aspecto a voluntad. La verdad, pudiendo hacer eso no entiendo por qué solía ir por ahí con esos rizos pelirrojos y esas gafas de pasta tan horteras. Me pregunto si con sus poderes se podrá corregir la miopía. Supongo que mientras lleve ese brazalete no podré comprobarlo.

—Solo tenéis que ayudarme a crear una distracción —les repito—, para que Estrella y yo podamos colarnos en la sala de control.

—¿Seguro que podréis llegar hasta allí? —cuestiona Camaleón.

—No habrá problema: la entrada está cerca del patio.

Los tres se miran y veo claramente en sus ojos lo que están pensando. Estrella no lo admitirá, pero le interesa. Llamarada está emocionada con el plan. Camaleón esta harto de estar aquí metido, así que colaborará.

—Pensadlo. Nos vemos en la hora libre.

Con esas palabras me levanto y me llevo mi bandeja. No tengo que decir nada más: sé que ya les he convencido.

* * *

—Esto es una locura.

Ignoro a Estrella y su pesimismo habitual y miro mi reloj. Queda un minuto para la hora pactada. La superheroína y yo nos apoyamos contra la pared fingiendo pasar el rato charlando pero sin quitarle ojo a la puerta de atrás del edificio.

Tres segundos. Dos. Uno.

—¡Eres un miserable!

Empieza el espectáculo.

El sonido de la pelea falsa nos llega hasta aquí y los guardias corren alterados. En esta prisión no suele haber incidentes y eso es un punto a nuestro favor: no se lo esperaban. Cuando los guardias pasan de largo, Estrella y yo corremos y nos deslizamos a través de la puerta. Llegamos a un pasillo de mantenimiento gris y aburrido. Corremos hacia el fondo y entramos en el ascensor: piso tres, donde están las oficinas. En unos segundos hemos salido a otro pasillo igual de monótono.

—¿Cuál de todas estas puertas es? —me cuestiona mi compañera.

—No lo sé.

—¿¡Cómo que no lo sabes!?

Le chisto para que baje la voz y comienzo a registrar las puertas. Las primeras que abrimos solo son despachos y salas de reunión. Pero no tardo mucho en dar con el premio gordo. Bingo.

Cuando mi compañera llega ya he noqueado a la vigilante y estoy enfrascada en hackear el sistema.

—Vale, lo admito: esto se te da bien —comenta—. No entiendo cómo siendo tan buena no te conocía: ¿cuál dijiste que era tu apodo?

Aprovecho que estoy concentrada en los controles para ignorarla. La prisión tiene múltiples barreras de seguridad divididas en capas, así que me centro solamente en aquello que necesito: el acceso a los brazaletes de cuatro presos en concreto. Me descargo el programa de control y lo guardo en una de las tabletas de los guardias. Luego la desconecto para llevármela. Conseguido.

En cuanto desactivo mi brazalete y el de Estrella, la chica vuela hasta los conductos de ventilación y abre la tapa sin ningún esfuerzo. Luego me levanta como si no pesara más que una pluma y al momento hemos huido de la escena sin hacer ruido.

* * *

Encontramos a Llamarada y Camaleón en las celdas de aislamiento, como predije. Una vez que los hemos sacado por los conductos, desactivo sus brazaletes y los cuatro gateamos hacia la salida. Sería bonito que pudiéramos salir así, pero poco antes de llegar a la puerta el conducto gira y no nos conviene seguirlo.

—Ahora, Llamarada.

La chica sonríe y se adelanta. Con sus manos ardiendo toca el metal del conducto hasta que hace una abertura lo suficientemente grande para que podamos dejarnos caer por ella. Uno tras otro bajamos. Ya solo queda el último paso.

—Camaleón —pido.

El chico asiente y se adelanta. Antes de que me dé cuenta su aspecto cambia: pasa de ser un muchacho de unos veinte años a un señor que ya pasa de los cuarenta. Se quita las gafas y se acerca al lector. Pone la mano en la ranura y acerca el rostro a la pantalla.

Contengo la respiración. Empiezo a escuchar ruido: ya se han dado cuenta de nuestra huida. En unos minutos tendremos a todos los guardias aquí.

El lector se vuelve verde y la primera puerta se abre.

Con un grito de júbilo echamos a correr hacia la segunda puerta. Entonces me giro y sonrío. Y empiezo a reír.

—¿Se puede saber qué te pasa? —me cuestiona Llamarada.

—Que ahora viene cuando os traiciono.

Pulso en la tableta que robé y sus brazaletes vuelven a estar activados. Los tres reaccionan con sorpresa y yo aprovecho ese momento para abrir la puerta y dejarlos encerrados detrás de mí. En serio, tendríais que haber visto su cara al abalanzarse sobre la puerta intentando salir antes de que les encierre: ¡para troncharse! Me encantaría quedarme para ver cómo les capturan los guardias y qué clase de castigo les aplican, pero debo huir.

Lo sé, sé lo que estáis pensando: ¿pero qué pasó con tu idea de organizar a los héroes para que fueran libres? ¿Y la comunión de tu prima? ¿Todo era mentira? Pues no, dejadme deciros que yo la organicé. Y llené la iglesia de arañas y serpientes y, encima, les cambié el refresco de cola normal por uno de cola zero. Aquella fiesta se hundió como el Titanic, fue divertidísimo.

Os dije que no era una superheroína, pero si creísteis que era una persona sin poderes, es culpa vuestra: yo nunca dije eso. Mi nombre es Enigma y soy la mayor supervillana de este país. ¿Qué digo? ¡De toda la Tierra! Y esos inútiles que se atrevieron a encerrarme ahora lo pagarán caro.

En fin, me voy. Tengo un planeta que conquistar.


Con el tiempo justo pero aquí llego con mi relato del mes, ¿qué os ha parecido? Tenía ganas de escribir sobre un plan de fuga y aquí está.

  • Este relato corresponde al objetivo número 5 del OrigiReto2019: «Escribe sobre una fuga». Esta vez el objetivo era obvio.
  • Los objetos ocultos incluidos en el relato son el 27: «El Titanic» y el 28: «Un ascensor».
  • Este relato cuenta para las medallas «Feminista», por estar protagonizado por una mujer, y «Destino funesto», ya que en él aparece una villana.
  • El OrigiReto2019 es una iniciativa de Katty y Stiby, Podéis encontrar las normas y la lista de participantes tanto en el blog de la primera como en el blog de la segunda.

08pegatina2019agosto

7 comentarios en “Los Fugitivos | #OrigiReto2019 relato de agosto

  1. KATTY COOL dijo:

    Estupendo relato Evans, en serio ❤ soy tu fan xD
    Me ha encantado desde los planes de huida hasta la personalidad de la protagonista y el giro final es lo mejor. Además, la idea de que los superheroes sin poderes se vuelven unos incompetentes me ha hecho mucha gracia, realmente perder algo a lo que estás acostumbrado debe ser un problema. La fuga está muy bien explicada, como muy por pasos, me lo veía en plan Ocean´s xDDD. Los poderes muy bien elegidos también :3 En fin, super entretenido, muy bien puesto el destino funesto, lo de la comunión de la prima ya ha sido la guinda, ay xD Muy chulo wapa, enhorabuena ^^.

    .KATTY.

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    • Esther Evans dijo:

      ¡Holi! Perdón por la tardanza en responder.

      Me encanta que te haya encantado (valga la redundancia). Tenía ganas desde hacía tiempo de escribir una historia de este estilo, porque es algo que me encanta leer y ver (y tengo Ocean’s muy pendiente, de hecho), pero me daba miedo que en menos de 2k palabras no supiera desarrollarla bien. Así que me hace muy feliz tu comentario 😀

      Y sí, la idea me vino de perlas para completar el destino funesto, wii. Sé que no os estoy mostrando cómo voy con las medallas, pero lo cierto es que sólo me queda la feminista (quién lo iba a decir, pensé que sería la primera que cumpliría xD). Anyway, no me preocupa, es la más fácil para mí.

      ¡Gracias de nuevo por pasarte a leer y comentar! Un abrazo ^^

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  2. Stiby T dijo:

    Hola!!
    Todo esto se parece bastante a Antihéroes, lo cual es gracioso porque creo que no has leído ese libro xD Es que hay muchas similitudes, en serio, es una fantasía. No te diré cuales por si quieres leer el libro pero me he quedado loca.

    Sobre el relato, me ha entretenido mucho. La prota tiene esa ironía que me encanta y no me esperaba el girito de que fuese una villana, good point!! El objetivo estaba claro, sí pero muy bien metidos los extra. Sobre todo el destino funesto.

    Esta frase me ha hecho gracia: «les cambié el refresco de cola normal por uno de cola zero.» Socorrito.

    Detalles:

    • En esta frase queda raro porque es obvio que no puede usar sus poderes para cambiar su aspecto. A no ser que te refieras a que siempre lucía así, en ese caso sería «iba siempre por ahí» o algo así: «La verdad, pudiendo hacer eso no entiendo cómo va por ahí con esos rizos pelirrojos y esas gafas de pasta tan horteras. »
    • No estoy segura de si la tilde diacrítica de ese dé cuenta ya no hay que ponerla: «Antes de que me de cuenta»

    Y ya está. Besitos!

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    • Esther Evans dijo:

      ¡Buenaaas!

      Como ya te dije por privado, ¡claro que he leído Antihéroes! ¡Me encanta! En general me encantan las historias de superhéroes y de gente con poderes y quizá todo eso me influyó para este relato, pero tienes razón, ¡no me había dado cuenta de cuántos tropos compartía con Antihéroes!

      Me alegra que te haya gustado la prota porque al ser una historia narrada por ella en primera persona dependía bastante de que tuviera fuerza como protagonista. También me encanta que cites esa parte porque cambiar la cola normal por cola zero es ser muy cruel xDDDD. No saben igual, siriusly xD.

      Tienes razón en lo que comentas de los fallitos, a ver si los corrijo. ¡Gracias por pasarte, leer y comentar! Un abrazo 🙂

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  3. Kam dijo:

    ¡Me encanta!

    Siento haber tardado tanto en leerme esta maravilla, en serio, pero ¡es topísima! La verdad es que cuando se ha puesto a maquinar cosas y luego además se hace la despistada con el nombre me ha dado una pistilla, además con la frase de los gatitos y tal, pero también hablas de organizar la fuga a lo grande y de la comunión y la verdad es que lo haces súper bien para dejar la duda todo el rato y me encanta.

    Especialmente me encanta que uses el tema de los superhéroes y de los tropos para una historia que no es la habitual del género, te juro que esto es lo que más me gusta de todo.

    ¡Enhorabuena por otro magnífico relato!

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    • Esther Evans dijo:

      ¡Muchas gracias, Kam!

      Me alegra que te haya gustado tanto, la verdad que me lo pasé muy bien escribiéndolo. También me alegro de haber puesto bien las pistas para les lectores avispades, pero no tan evidente como para fastidiar el plt twist.

      Gracias por pasarte a leer y comentar, me alegran tus comentarios mogollón aunque vaya un poco loca porque no me organizo y tarde en contestar.

      Un abrazo.

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